
Luisa González, el as de la izquierda para recuperar el poder en Ecuador

Luisa González no va a dormir sin antes ir al gimnasio y saldar tareas pendientes. Carismática, firme y disciplinada, la abogada anhela ser la primera presidenta electa en Ecuador y recuperar así el poder para la izquierda.
Deportista y amante de los tatuajes, esta madre soltera de 47 años corrió tres maratones antes de ponerse en la línea de partida de otra carrera: la presidencia de un país azotado por la violencia del narcotráfico.
El domingo reeditará el balotaje de 2023 contra el mandatario Daniel Noboa, en su segundo intento por devolver el poder a la izquierda. Esta vez las encuestas prevén una segunda vuelta reñida.
De ella se ha dicho que será un títere de Rafael Correa, el exgobernante socialista (2007-2017) que parte aguas en la política ecuatoriana. Otros ven en su posible presidencia el retorno de las políticas sociales que sacaron a más de 900.000 personas de la pobreza extrema en esa década.
Ella es enfática: "Quien va a gobernar es Luisa González".
Recia en los debates y sonriente en la plaza pública, la candidata no teme reconocer que tiene un carácter dominante. Tengo "faldas bien puestas", señaló en campaña.
Y en el debate presidencial increpó a Noboa. "Daniel, mírame a la cara (...) No te permito que me faltes el respeto", le dijo al gobernante, que luego la llamó "histérica".
- Tecnocumbia -
Correa está condenado por corrupción y es prófugo de la justicia, pero desde el exilio aún mueve ciertos hilos del poder.
Su influencia en González "es un problema" y la gente "no lo ve bien", comenta a la AFP el politólogo Simón Pachano.
La abogada ha amasado apoyos fuera de la sombra de Correa y logró consolidar su propia popularidad.
González está en las antípodas de Noboa. Él representa a una familia tradicional y opulenta; ella levanta la bandera de madre sola, oriunda de un pueblo campesino y hecha a pulso.
Cuando era niña caminaba descalza por el campo de Canuto, un poblado de la provincia costera de Manabí (suroeste).
Ir al colegio "era toda una aventura, subirte a la ranchera (camión)" se convertía en "toda una hazaña: te sostenías la falda, cogías la mochila, la máquina de escribir", relató en febrero, cuando recibió a la AFP en su casa.
Luego estudió becada maestrías en alta gerencia y economía.
Detrás de la imagen seria que proyecta, hay una González bailarina de salsa, cumbia y reguetón. De hecho, "su gran ilusión habría sido ser miembro del grupo Tierra Canela" de tecnocumbia, cuenta a la AFP uno de sus asesores.
El sabor también está en su sazón. Le gusta cocinar las recetas de sus abuelos como tonga de gallina, un platillo que se sirve envuelto en hoja de plátano.
- "Esperanza" -
Es protectora con sus hijos de 31 y 10 años y cuando está con ellos suele pedir a su esquema de seguridad que se retire.
Además es cariñosa con sus dos perros y una coneja que le obsequiaron en un recorrido por la andina Colta (sur).
"Son su adoración. Los perros se le meten en la cama, duermen con ella", señaló su allegado.
En esta campaña González estuvo más abierta a hablar sobre su religión evangélica.
En su breve paso por el Congreso fue una de las asambleístas que se opuso a la despenalización del aborto. Sin embargo, defiende otras causas feministas y apela a las mujeres para llegar al poder.
La consigna de González es "justicia social y mano dura a quienes siembran violencia" en Ecuador, que tuvo la tasa más alta de homicidios en América Latina en 2024, según Insight Crime.
Su proyecto es atacar la desigualdad, la impunidad y la corrupción como causas de la guerra.
El país cerró el año pasado con un índice de 38 homicidios por cada 100.000 habitantes, una cifra inferior al récord de 47 reportado en 2023.
Sus críticos le achacan los pecados del correísmo: casos emblemáticos de corrupción, autoritarismo y soberbia.
"Ellos tienen el odio; nosotros la esperanza", respondió en entrevista radial.
X.Francois--PS