
El plan de la UE de gravar los fertilizantes rusos preocupa a los agricultores europeos

Los planes de la Unión Europea de gravar las importaciones de fertilizantes desde Rusia, para aumentar la presión contra ese país por su invasión a Ucrania, desata la alarma entre los agricultores europeos, que temen un aumento en los precios.
Más de un cuarto del total de las importaciones de fertilizantes a base de nitrógeno en los países europeos provienen de Rusia, con un volumen creciente desde Bielorrusia.
Ahora, la Comisión Europea -el brazo ejecutivo de la UE- quiere poner fin a ese flujo.
En 2023, esas importaciones alcanzaron 3,6 millones de toneladas, a un costo de aproximadamente 1.400 millones de dólares.
De acuerdo con la UE, gravar esas importaciones afectaría las arcas rusas y reduciría la dependencia de Europa de un adversario que podría usar esos productos literalmente con un arma comercial.
La medida también reduciría la importación indirecta de gas ruso, que se utiliza para producir esos fertilizantes.
Pero la idea enfrenta una dura resistencia.
"Los fertilizantes rusos son los más competitivos en términos de precio, debido a la logística bien establecida" para suministrarlo a la UE, dijo Dominique Dejonckheere, del grupo de agricultores Copa-Cogeca.
"Tenemos la sensación de que los agricultores están siendo olvidados", señaló.
La Comisión se propone hacer que los gravámenes aumenten gradualmente desde el verano boreal para alcanzar "un nivel prohibitivo" en tres años.
Al mismo tiempo, aranceles a las importaciones desde el norte de África, Asia Central, Estados Unidos, Trinidad y Tobago y Nigeria podrían eliminarse para aliviar la presión sobre los precios, sugirió la Comisión, entre otras medidas.
"Durante demasiado tiempo la industria europea de fertilizantes ha estado expuesta a importaciones a precio artificialmente bajo desde Rusia y Bielorrusia, distorsionando el mercado y socavando la competencia justa", señaló el grupo de cabildeo Fertilizers Europe, que apoya el plan.
- Sin "dramatizar" -
Respaldada por los países del bloque en marzo, la propuesta aún no ha sido aprobada por el Parlamento Europeo, donde los agricultores han prometido hacer que sus voces se escuchen.
El riesgo de un aumentos de precios es "una preocupación importante", dijo Amaury Poncelet, un agricultor de cereales y remolacha en Berloz, en el centro de Bélgica.
"Algunos colegas ya están en rojo. Entendemos que necesitamos ayudar a Ucrania y molestar a los rusos, pero somos nosotros los que soportaremos la peor parte", se quejó.
El grupo Copa-Cogeca pide un aplazamiento de un año, una cláusula de revisión anual y flexibilidad en las restricciones a productos alternativos.
En tanto, los legisladores en el Parlamento Europeo parecen divididos en el tema, de cara a una votación crucial prevista para mayo.
"La situación está bajo control y no la dramatizaría", dijo Inese Vaidere, una legisladora de Letonia (del Partido Popular Europeo, PPE, derecha) y reportera del proyecto.
La propuesta en estudio en el Parlamento Europeo "es muy equilibrada", dijo, para añadir que "hay muchos países que están listos para suministrarnos fertilizantes".
Pero incluso dentro del mayoritario bloque del PPE, esa visión no es compartida.
"Por supuesto, debemos reducir la dependencia de los fertilizantes rusos, pero los agricultores siempre pagan el precio", dijo la legisladora francesa Celine Imart, quien también es productora de cereales.
E.Roger--PS