
Hace 8.500 años cazadores recolectores consiguieron cruzar el Mediterráneo hasta Malta

Los expertos creían que las poblaciones de cazadores recolectores del Mesolítico se concentraban en las grandes regiones continentales, pero hace 8.500 grupos aislados consiguieron cruzar el Mediterráneo para instalarse en Malta, según un estudio publicado por Nature este miércoles.
Hasta ahora, los arqueólogos consideraban que este pequeño archipiélago, uno de los más aislados de la cuenca mediterránea, había sido colonizado hace 7.400 años por poblaciones neolíticas que compartían con los agricultores del continente un estilo de vida centrado en la agricultura y la ganadería.
No imaginaban que sus predecesores del período Mesolítico, cazadores recolectores (que cazaban animales y recogían plantas y frutos para alimentarse), "realmente se propusieron alcanzar estas islas", explicó a AFP la arqueóloga Eleanor Scerri, autora principal del estudio.
La travesía es corta desde la tierra más cercana, Sicilia, apenas unos 85 km en línea recta, pero son más de 250 km respecto a las costas tunecinas.
"Se pensaba que no disponían de los medios técnicos" antes de la invención de la vela, añade esta profesora del Instituto Alemán de Geoantropología Max Planck.
Las excavaciones llevadas a cabo por un equipo internacional junto con la Universidad de Malta aportan pruebas de que lo lograron.
En Latnija, un pequeño valle cercano a la costa en la isla de Malta, los arqueólogos descubrieron rastros de hogares cubiertos de una capa de cenizas, lo que permitió datar la primera ocupación hace 8.500 años, junto a herramientas rudimentarias hechas de guijarros de piedra caliza tallados.
- Dieta alimenticia -
La dieta de esta población difería notablemente de la de los agricultores que se instalarían después, con cabras, ovejas, cerdos y cultivos de cereales.
Los cazadores recolectores "tenían una dieta mucho más diversa, con una parte importante de productos marinos", como lo demuestran las más de 10.000 conchas fósiles de gasterópodos halladas en el sitio, así como restos de peces, focas y crustáceos.
Consumían animales terrestres como el ciervo común, cazado con moderación, y muchas aves, pero también "eran capaces de sobrevivir en un territorio pequeño gracias a su aprovechamiento del mar", según afirma la investigadora.
El estudio es cauteloso sobre la motivación para instalarse en el archipiélago en una época de movimientos poblacionales. "Quizá eran curiosos", propone la profesora Scerri.
En cualquier caso, estaban suficientemente familiarizados con el medio marino para lanzarse a una aventura peligrosa.
Si bien la isla era claramente visible desde los puntos altos de Sicilia, estaba demasiado lejos como para distinguirse desde la costa.
La expedición suponía, por lo tanto, "con una posible canoa de madera o una balsa de juncos o pieles animales", "pasar al menos un día y una noche en el mar, con habilidades de navegación como el conocimiento de las corrientes y posiblemente las constelaciones", subraya Dylan Gaffney, profesor de Arqueología del Paleolítico en Oxford, en un artículo que acompaña al estudio.
- "Capacidades marítimas" -
Esta constatación "tiene importantes implicaciones para comprender las capacidades marítimas de los primeros pueblos mediterráneos", añade.
Lejos de la imagen popular del recolector de castañas y cazador de jabalíes, estas poblaciones también eran capaces de explotar los recursos de su litoral.
O incluso de establecer conexiones marítimas más lejanas, como señalan los profesores Scerri y Gaffney refiriéndose a un estudio publicado el mes pasado en Nature, que descubrió rastros de ADN de cazadores recolectores europeos en el patrimonio genético de un agricultor del Magreb hace 8.000 años.
Así, el estudio del equipo del Instituto Max Planck y de la Universidad de Malta indicaría que los primeros pueblos mediterráneos tenían la capacidad de realizar "largos viajes de magnitud similar a travesías marítimas en el Sudeste Asiático, Japón y Nueva Guinea", según el profesor Gaffney.
Esas competencias surgieron por la necesidad de adaptarse mucho antes, debido al aumento del nivel del mar registrado a finales de la última era glacial, hace entre 20.000 y 10.000 años, recuerda el académico.
Este mismo conocimiento podría haber beneficiado posteriormente a las poblaciones agrícolas del Neolítico. "Uno podría preguntarse si ello no favoreció la rápida expansión de la agricultura sobre la costa mediterránea", se pregunta la profesora Scerri.
U.Andre--PS